- SUMARIO:
- REVISTA DE EXPERIENCIAS CLÍNICAS Y NEUROCIENCIAS
- Estudio de la consistencia interna y estructura factorial de la Escala de Impacto de los Estresores en mujeres colombianas víctimas de violencia
Leddy Contreras-Pezzotti, Juan Arteaga-Medina, Adalberto Campo-Arias Leer Resumen
- Estacionalidad en admisiones hospitalarias por Trastorno Bipolar en Santa María, Córdoba, Argentina
Diego M. Conci Magris Leer Resumen
- Jóvenes homicidas: estudio de rasgos distintivos con jóvenes que han cometido otro tipo de delitos en la Provincia de Buenos Aires, Argentina
Renata Wiese, Jorge Folino Leer Resumen
- Dossier: “CRIMINALIDAD Y PSIQUIATRIA”
Coordinación: Esteban Toro Martínez,Federico Rebok Leer Resumen
- Delincuencia infantojuvenil y el sistema judicial en la provincia de Buenos Aires, Argentina
Jorge Oscar Folino, Ernesto Domenech, María Alejandra Gutiérrez, María José Lescano Leer Resumen
- Usuarios de drogas y delito: datos de la provincia de Buenos Aires, Argentina
Hugo A. Míguez Leer Resumen
- Algunas consideraciones médico-legales sobre la delincuencia sexual
Juan Carlos Romi Leer Resumen
- A propósito de la reforma en el Servicio Psiquiátrico Central de Varones (Unidad 20)
Luis Ohman Leer Resumen
- Neurociencias y derecho penal: nuevas perspectivas para viejos problemas
Ezequiel N. Mercurio Leer Resumen
- La interpretación unitaria del artículo 34 inciso primero del Código Penal Argentino en Psiquiatría Forense
Roberto Luis María Godoy Leer Resumen
- EDITORIAL
Hace ya un tiempo el especialista español Jorge Barudy tituló una obra suya, en la que abordaba el tema del maltrato infantil, “El dolor invisible de la infancia”. La realidad de ese fenómeno está probablemente muy alejada de la percepción que puede tener el común de la gente respecto de cuántos niños sufren malos tratos, o cuántos hay viviendo en instituciones, lo cual constituye una prueba de la “invisibilidad” o falta de información respecto de tan grave problema. Probablemente, la sociedad tiene una representación del maltrato como un fenómeno puntual, expresado en las noticias que, de vez en cuando, aparecen en los medios de comunicación de aquellos casos más llamativos y extremos sobre niños golpeados desaparecidos o abandonados. La realidad del acontecer cotidiano en el medio escolar y en los servicios de salud muestra lo contrario, ya que la frecuencia de casos que se presentan constituye una de las primeras causas de la problemática infantil. La protección de los niños en la Argentina, a pesar de los esfuerzos de algunas ONG’s especializadas en el tema y de docentes y especialistas en salud mental, no es suficientemente considerada hoy día un problema social que mueva a la conciencia colectiva hacia la necesidad de hacer algo urgente y pertinente al respecto. Una excepción a señalar la constituye el éxito del plan social realizado en la provincia de San Luis que fue motivo de la promulgación de una ley que sanciona, definitivamente, la desinstitucionalización de los pacientes mentales, los ancianos y los niños adoptando un conjunto de medidas para reubicarlos en familias sustitutas y otros recursos de la comunidad. En España, por ejemplo, en donde los especialistas se quejan del mismo fenómeno y de la indiferencia social que lo cubre, hay, sin embargo, cerca de 30.000 niños tutelados por las administraciones de los cuales, la mayoría, es objeto de intervención protectora por negligencia o falta de atención adecuada a sus necesidades, maltrato emocional, abusos sexuales y los recientes perfiles de menores extranjeros abandonados o de adolescentes que se comportan violentamente con sus padres. En nuestro país cada vez, se ven más niños y adolescentes en situación de calle, como eufemísticamente se designa a los abandonados por la sociedad y las instituciones de minoridad están rebalsadas de chicos internados. A este tema se suma el de las patologías mentales en las que el consumo de drogas y alcohol aumenta constantemente en la población infanto-juvenil y la depresión y el riesgo de suicidio se presentan con importante prevalencia. Téngase en cuenta que todas esas situaciones en la realidad se presentan frecuentemente combinadas potenciándose unos fenómenos con otros para agravar los cuadros.
La asistencia de esta situación merece una respuesta global que involucra políticas de Estado y recursos de orden económico, social, médico y psicológico. En ese sentido la participación de los especialistas en psiquiatría es de capital importancia. Tal compromiso pone en evidencia una realidad que se viene planteando desde hace tiempo como es la escasa cantidad de profesionales formados en psiquiatría infantojuvenil en la Argentina en proporción a la demanda requerida para esa población. Es necesario redoblar esfuerzos para llenar esa carencia mediante un incremento sensible de puestos de Residencia y de cargos de planta en hospitales y centros de salud, así como la instalación de programas de investigación que apunten a fijar criterios y superar la “invisibilidad” estadística e informativa del grupo etario más vulnerable de nuestra sociedad.
Juan Carlos Stagnaro
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