- SUMARIO:
- REVISTA DE EXPERIENCIAS CLÍNICAS Y NEUROCIENCIAS
- La televisión como agente de socialización. Influencia de la televisión en la construcción de la subjetividad en niños y adolescentes
Sara Amores, Patricia Bezares, Javier Pérez de Eulate, Lila Vivo, Alicia Cuomo, Alicia Patiño, María Adelaida Colangelo, Marisa Gaggiotti, Graciela Steiner, Silvia Acuña Leer Resumen
- Usos y abusos de fármacos en pacientes con deterioro cognitivo
Galeno Rojas, Cecilia Serrano, Carol Dillon, Leonardo Bartoloni, Mónica Iturry, Ricardo F. Allegri Leer Resumen
- Dossier: “PATOLOGIA PSIQUIATRICA E INTERNACION COMPULSIVA”
Coordinación: Esteban Toro Martínez, Martín Nemirovskynbsp; Leer Resumen
- La internación en el paciente adicto
José Capece Leer Resumen
- Validez de los criterios de internación en conductas suicidas: por qué, cuándo, cómo
Gustavo Federico Carlsson Leer Resumen
- Un protocolo para asistir a personas con ideas suicidas en la práctica clínica
Pablo Gagliesi Leer Resumen
- La perspectiva de Derechos Humanos, un instrumento para abordar situaciones clínicas complejas
Laura Dolores Sobredo, Roxana Amendolaro, Mariano Laufer Cabrera Leer Resumen
- La Ley del Reino
Dr. Julián Bustin Leer Resumen
- Riesgo grave, cierto e inminente de daño: único fundamento de la indicación interdisciplinaria de internación basada en la peligrosidad para sí o terceros
Leonardo Ghioldi, Esteban Toro Martínez Leer Resumen
- EDITORIAL
Recientemente el diario La Nación (23 de enero de 2010) publicó un editorial en el que, con el título “El alcoholismo amenaza a los jóvenes”, informa los resultados obtenidos por la Secretaría para la Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR) sobre el consumo de alcohol de nuestros jóvenes con. El matutino informa también que esos datos se confirman con otros, suministrados por autoridades sanitarias de la provincia de Buenos Aires -en particular la afluencia de chicos en estado de ebriedad a las guardias de hospitales- y por Alcohólicos Anónimos, organización que recibía tradicionalmente consultas de adultos y que, actualmente, dice registrar un tercio de ellas de casos juveniles. Por su parte, diversos programas de televisión hicieron este verano, entrevistas a grupos de jóvenes en ciudades de la costa atlántica mostrando el fenómeno. Los chicos comentaban en cámara, desembozadamente y entre risas y actitudes desafiantes, cómo empezaban la ingesta temprano en las playas para entonarse (la “previa” de la “previa) a fin de estar en condiciones para el “descontrol” de la noche en las calles y boliches.
Sin duda que esas cifras resultan alarmantes por las consecuencias que tienen sobre la salud de nuestros adolescentes, por partes iguales varones y mujeres, que empiezan el consumo, frecuentemente abusivo, a edades cada vez más tempranas. Este hábito incrementa sus efectos indeseables al predisponer a los accidentes viales y a la práctica de sexo sin protección, fuente de embarazos tempranos no planificados y transmisión de enfermedades infecciosas.
Numerosas veces hemos comentado y alertado en estas páginas sobre este problema y sobre las cifras de alcoholismo en nuestro país insistiendo en la necesidad de tomar medidas urgentes en el ámbito sanitario. Pero también llamando a la reflexión sobre las causas del alcoholismo. Es en relación a este segundo aspecto que creemos que se debe poner también, y en grado sumo, el acento como para encarar adecuadamente las tareas de prevención.
En su editorial La Nación reduce el origen del problema del alcoholismo juvenil a “las presiones sociales de sus grupos de pertenencia”, en “condiciones ambientales (por ejemplo, festivas) que estimulan una flexibilización de costumbres y la perspectiva de enfrentar situaciones para las cuales el adolescente carece de experiencia”. “Entonces en vez de buscar la adaptación por vías normales, acude a la química del alcohol”. El editorialista concluye con un remedio para el problema “…acciones eficaces a partir de la familia, ya que a los padres les concierne… la responsabilidad de velar por sus hijos”. En suma, y la opinión del diario no es ni ingenua ni aislada en nuestra sociedad en la que se fogonean las virtudes de la sociedad de consumo y el ideal individualista: hay que responsabilizar a los padres “privatizando” así la responsabilidad del consumo. Nada se dice de las presiones que sufrió el Ministerio de Salud por parte de las compañías cerveceras cuando se reglamentó recientemente la Ley de alcohol para que no se restringiera la propaganda televisiva de sus productos, nada dice el editorialista de lo que se debe entender por “adaptación por vías normales”. A nosotros se nos ocurre que podría referirse a condiciones sociales y políticas efectivas para asegurar la participación de los jóvenes en la vida nacional: garantía de inclusión escolar, programas formativos adaptados a sus intereses concretos, salida laboral asegurada, protección ante la descarada publicidad incitante al consumo de alcohol, fijación de normas para el funcionamiento de maxiquioscos y boliches que se cumplan efectivamente y tantas otras cosas que están al alcance de la comunidad, entendiendo a esta como la sociedad en su conjunto y no solo la familia, como lo pretende La Nación.
Juan Carlos Stagnaro
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